Hace ya algún tiempo, un conocido me proporcionó abundante madera de un cerezo que había sido alcanzado por un rayo en sus tierras. Durante un tiempo, conservé los troncos cortados in situ con la moto sierra y los tapé con parafina para evitar que se rajaran.
Hace un mes aproximadamente, los llevé al carpintero del pueblo para que los cortara con la sierra de cinta, ya que yo no tengo, y los dejara preparados para poder tornearlos.
Voy a mostrar los pasos que he seguido para realizar un cuenco, y cómo ha ido derivando el trabajo hasta el resultado final:
Trozo de cerezo cortado
En primer lugar, el trozo de madera tiene una parte plana que es el corte transversal del tronco, es decir, que el cuenco saldrá de vaciar el tronco desde su centro hacia afuera.
En la foto puede verse la capa de parafina que apliqué en su momento para preservar la humedad y que no se rajara. En general, la madera se ha conservado bien, pero siempre aparecen pequeñas grietas como veremos.
Lo ideal hubiera sido que en lugar de tener esta cara plana de forma cuadrada, se hubiera dejado de forma redonda. Así, a la hora de empezar a tornear, ya tendríamos una forma homogénea. Para ello necesitaríamos una plantilla redonda y una sierra de cinta. En el momento de llevarlo al carpintero no caí en este detalle, pero no importa.
Con corteza
Sin corteza
Una de las cosas que hago al tratar con estos tacos, es quitarle la corteza: como voy a tener que desbastar la pieza hasta redondearla, la corteza va a ir saltando, y al ser tan fina, tiende a saltar en trozos grandes, así que es mejor quitarla.
Además, si no lo hacemos suelta mucho polvo y cuanto más limpia esté la madera, mucho mejor.
Normalmente no aparecen grietas debajo de la corteza, ya que esta ofrece protección, pero podemos encontrar si la madera ha sido atacada por insectos o parásitos. En este caso está limpia, pero en otro trozo me encontré un gusano que prácticamente había traspasado medio tronco.
El siguiente paso, es colocar el tronco en el torno. Para ello, utilizo un plato con tornillos que puedo roscar en el cabezal del torno. Ya que tenemos una cara plana y cuadrada, se debe centrar lo máximo posible para que el desbaste sea regular y haya cuanta menos vibración posible.
Se atornilla el plato procurando que quede centrado. En esta madera casi no hace falta hacer un taladro previo para que los tornillos entren del todo, tan sólo un poco de fuerza y ya está. Eso sí: el plato debe quedar totalmente pegado a la madera, de forma que no quede torcido o que ningún tornillo quede flojo, ya que con el torno en movimiento podría dar problemas.
Otra cosa: el plato lleva un pequeño tornillo allen en uno de sus laterales. Cuando roscamos el plato en el cabezal del torno, es conveniente apretar ese tornillo. La razón es que al finalizar la pieza, todo el bloque se haya quedado demasiado apretado y sea realmente difícil volver a desenroscarlo.
Una vez tenemos la pieza montada y preparada, ¿qué herramienta seleccionamos? Pues está claro que si vamos a desbastar, tiene que ser una gubia de desbaste. Cuando más grande mejor al principio. Yo tengo dos: una de 40 mm y otra de 28 mm, que para mi es más cómoda (o le tengo más cariño).
Siempre se debe usar careta (en este caso mejor que gafas) y yo personalmente me pongo una mascarilla por el tema del polvo.
Gubia de desbastar
Herramientas y protección
Bueno, ya está todo preparado. Dentro de poco, siguiente paso…